Mandíbula: descubre las lesiones y enfermedades
La mandíbula es un conjunto de huesos que se encargan de sostener las piezas dentales.
Está constituida por dos partes principales: una parte superior (maxilar superior), la cual no se mueve, y una parte inferior (mandíbula o maxilar inferior) que sí tiene movimiento. Esta se mueve cuando se habla o mastica, por ejemplo. Las dos partes se juntan entre sí al nivel del mentón. La articulación que une la mandíbula con el cráneo se conoce como «articulación temporomandibular».
Si quieres descubrir más acerca de las lesiones y enfermedades en la mandíbula, ¡no te pierdas el siguiente post!
¿Qué es un trastorno de la articulación temporomandibular?
La articulación temporomandibular (ATM) se encarga de actuar como una bisagra deslizante, que busca conectar la mandíbula con el cráneo; razón por la cual se tiene una articulación a cada lado de la mandíbula. Un trastorno en esta articulación puede causar dolor en la misma y en los músculos encargados de controlar el movimiento de la mandíbula.
La causa exacta de un trastorno en la ATM, por lo general, es difícil de identificar, ya que el dolor puede deberse a una combinación de diversos factores como padecer artritis, la genética o, simplemente, una lesión en la mandíbula. Algunas personas que presentan dolor en la mandíbula suelen apretar o rechinar constantemente los dientes, sin embargo, esto no siempre causa trastornos de la ATM, pues existen personas con bruxismo que nunca los desarrollan.
En la gran mayoría de los pacientes, el dolor y la incomodidad ocasionada por los trastornos de la ATM son temporales y pueden aliviarse tanto con atención autoadministrada como con tratamiento no quirúrgico. La cirugía se utiliza únicamente como último recurso después de que todas las medidas conservadoras hayan fallado.
¿Cuáles son los síntomas de un trastorno temporomandibular?
Entre los síntomas más frecuentes de los trastornos temporomandibulares podemos destacar los siguientes:
- Sensibilidad al tacto o dolor en la mandíbula.
- Dolor en una o en ambas articulaciones ATM.
- Dolor significativo dentro o en los alrededores del oído.
- Dolor o dificultad al masticar.
- Dolor importante en la cara.
- Dificultad para abrir o cerrar la boca.
- Chasquidos o sensación chirriante al momento de abrir la boca o masticar.
¿Cuándo se debe acudir al cirujano maxilofacial por un trastorno temporomandibular?
Se debe acudir al cirujano maxilofacial cuando existe dolor o sensibilidad persistente en la mandíbula o simplemente no se puede abrir o cerrar por completo la boca. El especialista se encargará de analizar cuáles son las posibles causas para mandar un tratamiento adecuado.
¿Cómo se diagnostica el trastorno temporomandibular?
Existen una serie de medidas diagnósticas para estos trastornos:
– Exploración especialmente realizada por un cirujano maxilofacial u odontólogo
El cirujano maxilofacial o el odontólogo casi siempre diagnostican un trastorno temporomandibular por medio de la historia clínica y dental de pacientes y la exploración física. El examen consiste simplemente en presionar levemente a un lado de cara o en introducir el meñique en la oreja del paciente y hacer una ligera presión hacia adelante, mientras este procede a abrir y cerrar la boca, con la finalidad de detectar la presencia de ruidos secos o chasquidos.
Además de lo anteriormente mencionado, el especialista procederá a palpar suavemente los músculos masticatorios para tratar de detectar sensibilidad o dolor al tacto y observar si existe desplazamiento del maxilar a la hora de morder.
– Pruebas de diagnóstico por la imagen
El odontólogo o cirujano maxilofacial también puede realizar otras pruebas para comprobar la existencia de una afección articular interna. Es el caso de una resonancia magnética nuclear (RMN), que en la actualidad es el método que se utiliza con mayor frecuencia para evaluar si existe una afección articular interna.
– Por medio de técnica de aspiración de líquido
En caso de padecer de una artritis infecciosa, se debe realizar aspiración de líquido.
– Diagnóstico a través de polisomnografía (estudio del sueño)
Es importante mencionar que si tanto los síntomas como el dolor muscular y la rigidez persisten, el especialista deberá ordenar pruebas para descartar un posible trastorno del sueño (polisomnografía).
¿Cuáles son las causas del trastorno temporomandibular?
La articulación temporomandibular combina una serie de acciones en bisagra con movimientos deslizantes. En ella, la parte de los huesos que interactúan entre sí está cubierta de cartílago y separada por un pequeño disco que absorbe todos los golpes, que normalmente hace que el movimiento sea mucho más suave.
Este trastorno se puede presentar si:
- El disco sufre una erosión o se mueve fuera de su alineación adecuada.
- El cartílago de la articulación presenta daños debido a la artritis.
- La articulación se daña debido a un golpe u otro traumatismo.
Sin embargo, en la mayoría de los casos se desconoce con seguridad cuál es la causa de los trastornos temporomandibulares.
¿Qué factores pueden provocar el trastorno temporomandibular?
Entre algunos de los factores que pueden aumentar el riesgo de desencadenar un trastorno temporomandibular están:
- Sufrir algún tipo de artritis, como la artritis reumatoide o la artrosis.
- Sufrir una lesión en la mandíbula.
- Rechinar o apretar continuamente los dientes por largos periodos de tiempo.
- Ciertas enfermedades que afectan el tejido conectivo y que causan problemas que pueden afectar dicha articulación.
¿Qué tratamientos existen para el trastorno temporomandibular?
El tratamiento de este trastorno varía de acuerdo a la causa. Entre los que se utilizan con mayor frecuencia están:
– Medidas de autoayuda
Se deben realizar ciertas medidas de autoayuda con el fin de aliviar el dolor y restaurar de esa manera la funcionalidad normal de la articulación.
- Una de las medidas que se puede tomar es la de cambiar a una dieta con alimentos más blandos, cortar en trozos pequeños los alimentos, masticar lentamente y no abrir excesivamente la boca.
- Mantener separados los dientes superiores e inferiores mientras se está despierto, para de esa manera romper el hábito de apretar o rechinar los dientes.
- Contar con recordatorios que ayuden a corregir la mala postura, eso contribuirá a corregir la recuperación de los músculos de la mandíbula.
- Lograr hábitos adecuados a la hora de dormir, por ejemplo, acostarse a la misma hora todos los días en un ambiente tranquilo y cómodo.
- La aplicación de calor húmedo directamente en los músculos fatigados ayuda a reducir el dolor.
– Fisioterapia
En algunos casos es muy probable que se prescriba fisioterapia, la cual puede incluir tratamientos con ultrasonidos, ejercicios de relajación y estiramientos. A su vez, la gestión del estrés y el apoyo psicológico también resultan muy útiles en algunos pacientes.
– Terapia con fármacos
La terapia farmacológica puede llegar a ser muy beneficiosa. Por ejemplo, el especialista puede recetar fármacos relajantes musculares, con el fin de aliviar el dolor y la tensión. Sin embargo, hay que tener en cuenta que los fármacos no van a curar el trastorno, además de que solo se prescriben por breves periodos de tiempo (en un periodo de más o menos un mes).
Al margen del tipo de tratamiento, la gran mayoría de los pacientes suelen experimentar alivio significativo de los síntomas en un lapso de tres meses. Si los síntomas no son graves, muchos de los pacientes se recuperan incluso sin tratamiento.
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